Pues si EL CLIENTE SIEMPRE TIENE LA RAZÓN , ¿acaso pensasteis que
no?, OS EQUIVOCASTEIS; El cliente siempre tiene mil razones para visitarte o
dejar de hacerlo.
Se tenia la idea de que por ser buen profesional el cliente
estaba condenado a idolatrarte, seguirte, “serte fiel”, podría ser, pero no
ahora en un mundo donde se juega al ¿alguien da mas?, si , hay mucho donde
elegir, los valores son relativos para cada persona, tal vez me guste mas que
me den cariño que estilismo, tal vez me gusten las dos cosas, y tal vez me
gusten esas dos cosas, más ese valor añadido que da el salón donde no me hacen
esperar y su precio esta equilibrado con lo que ofrece.
La crisis ha devuelto al cliente lo que jamás debió perder,
“la fuerza de la exigencia” para que te espabiles, para que busques en
cualquier lado la forma de agradarle, satisfacerle, a que te
siga visitando por que eres la mejor opción del entorno.
siga visitando por que eres la mejor opción del entorno.
Nos habíamos vuelto tiquismiquis, “¿te parece que?”, pues
vaya con esta, y si no la otra; yo gente así no la quiero en mi negocio,
prefiero que no vuelva; me pone de los nervios cada vez que viene fulanit@.
Pondría innumerables
frases para enmarcar que se han leído en muchos foros profesionales y que a mi
personalmente me ponían los pelos de punta; jamás
he entendido mi negocio como un sitio donde cambiar o soportar caracteres, cada
cliente es como es y debemos respetarlo.
Un cliente soporta mucho más de nosotros que nosotros de
el. Sí, y os lo puedo demostrar, en las innumerables técnicas y herramientas
invasoras, desde el agua del lavacabezas (que casi nunca sale como debe), en lo
incómodo de ese mismo lava cabezas que les parte las cervicales, el aire del secador que más de una vez las
abrasa, en los bigoudoies tirantes,
en los gases de las queratinas que las asfixian; en el niño que ha venido a
cortarse el pelo y la lía invadiendo su
rato de relax, en el tiempo de espera pocas veces cumplido, y tantas y tantas
cosas que obviamos y que son una realidad; y que decir de nuestra ansia de
conversación muchas veces fútil y banal que ha consecuencia de su imposibilidad
de escapatoria deben soportar y asentir con resignación.
Por eso y por mucho más:
EL CLIENTE SIEMPRE TIENE LA RAZÓN.
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